5 claves del masaje profesional en verano

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El verano es una estación que transforma el paisaje exterior… y también el interior. El cuerpo humano reacciona al calor, a la exposición solar, a la humedad o sequedad del ambiente, y sobre todo, a los cambios energéticos que trae consigo esta temporada expansiva y luminosa. En el mundo del masaje y las terapias corporales, comprender este cambio no es solo un gesto estético o superficial: es un acto de conciencia profesional.

Adaptar el protocolo de masaje al verano significa afinar nuestra capacidad de observación, aplicar un saber técnico con empatía, y ofrecer al cliente una experiencia alineada con el momento del año y sus necesidades físicas y emocionales.

La estación del fuego: comprender el verano desde el cuerpo

Según la Medicina Tradicional China, el verano corresponde al elemento Fuego y se asocia al corazón, al intestino delgado y al sistema circulatorio. Es una estación activa, energética, de expansión y movimiento. La piel transpira más, los tejidos tienden a deshidratarse, y el sistema nervioso puede verse alterado por el calor o la falta de descanso.

Desde el Ayurveda, el verano activa el dosha Pitta, relacionado con el calor interno, la digestión, el fuego metabólico y la intensidad emocional. Cuando este dosha se desequilibra, aparecen irritaciones cutáneas, enrojecimientos, estados de impaciencia o fatiga intensa.

Estos enfoques tradicionales coinciden en algo esencial: en verano, el cuerpo necesita frescura, fluidez y alivio. El masaje no puede ofrecer lo mismo que en invierno. Debe cambiar.

 ¿Por qué adaptar el protocolo de masaje en verano?

Porque el masaje es una herramienta de comunicación con el cuerpo. Y el cuerpo no es el mismo todo el año.

Los cambios fisiológicos del verano incluyen:

  • Aumento de la sudoración y pérdida de agua
  • Vasodilatación periférica (más sensibilidad en la piel)
  • Posible exposición a rayos UV (con quemaduras o irritaciones)
  • Fatiga provocada por el calor
  • Aumento del ritmo cardíaco y sensación de cansancio

Si el terapeuta no tiene esto en cuenta, puede realizar un masaje contraproducente: utilizar aceites muy densos, maniobras muy intensas o crear un ambiente caluroso que agobie en lugar de relajar.

 Te presentamos las 5 Claves del masaje profesional en verano

A continuación, desarrollamos una serie de recomendaciones para adaptar el protocolo de masaje a la temporada estival, manteniendo siempre la calidad, el respeto y la eficacia del tratamiento.

  1. Elegir aceites vegetales adecuados para el calor

En verano, la piel absorbe con más dificultad los aceites pesados y tiende a saturarse con facilidad. Por eso, es preferible trabajar con aceites vegetales ligeros, que se absorban rápidamente y dejen una sensación fresca:

  • Pepita de uva: ligero, astringente, antioxidante. Rico en vitamina E y polifenoles. Nutre sin dejar sensación grasa. Perfecto para masajes de verano.
  • Jojoba: regula la producción de sebo, ideal para pieles mixtas.
  • Albaricoque: nutritivo y liviano, perfecto para pieles sensibles o expuestas al sol.
  • Coco fraccionado: no graso, con excelente deslizamiento.

Puedes añadir hidrolatos o geles de aloe vera para crear una textura más fresca y menos oleosa.

  1. Modificar la presión, el ritmo y la duración de la sesión

Cuando hace calor, el cuerpo agradece un ritmo más lento, pausado y menos profundo. El sistema nervioso está más reactivo y no necesita estimulación excesiva.

  • Presión suave a media, sin fricciones agresivas.
  • Sesiones más cortas (30-45 minutos en lugar de 60-90).
  • Maniobras envolventes, drenantes y sedantes, como el vaciaje venoso o las vibraciones suaves.

Los pases sedantes y las maniobras de contención son especialmente beneficiosas en este periodo.

5 claves del masaje profesional en verano

  1. Cuidar el estado de la piel tras la exposición solar

Muchos clientes llegan a la camilla con la piel sensibilizada por el sol. En estos casos:

  • Evita exfoliaciones fuertes o aceites esenciales agresivos.
  • Apuesta por ingredientes calmantes: caléndula, manzanilla, aloe vera, lavanda.
  • Ofrece opciones post-solares: envolturas frescas, compresas frías, sprays de lavanda y menta.

Ten siempre a mano una mascarilla hidratante o un gel refrescante para rostro, espalda o piernas.

  1. Crear una atmósfera sensorial liviana y fresca

La sala de masaje debe reflejar la estación: nada de ambientes cargados o cerrados.

  • Ventila bien, crea corrientes suaves de aire.
  • Utiliza difusores con aceites cítricos (naranja, limón, lima), menta o eucalipto.
  • Añade pequeños rituales frescos: paños fríos en cuello y nuca, agua de rosas, infusiones frías con hierbas al finalizar…

Una taza de agua con hojas de menta al recibir al cliente puede marcar la diferencia.

  1. Evitar la saturación de estímulos: menos, es más

En verano, el cuerpo pide espacio, descanso y ligereza. Por eso es mejor ofrecer tratamientos simples pero bien ejecutados, que combinen:

  • Masaje corporal + baño de pies
  • Masaje corto + envoltura refrescante
  • Tratamiento facial express + relajación aromática

No hace falta agotar al cliente con sesiones largas. Una experiencia breve, fresca y bien diseñada será más efectiva y recordada.

El lenguaje del masaje también cambia con el clima

Ofrecer un masaje adaptado a la estación demuestra profesionalismo, sensibilidad y escucha. No se trata solo de modificar la técnica, sino de entrar en sintonía con el entorno y con el cliente.

El verano no es una pausa en tu trabajo terapéutico: es una oportunidad para conectar con el cuerpo desde otro lugar. Desde la ligereza, desde el placer sencillo, desde el descanso profundo que solo se logra cuando todo está en equilibrio.

Propuesta de ritual veraniego (opcional para profesionales)

Duración: 45 minutos
Objetivo: Calmar, refrescar, drenar suavemente

  1. Baño de pies con hojas menta, romero y sal marina (5 min)
  2. Masaje corporal con aceite de pepita de uva y lavanda (30 min)
  3. Compresa fresca con hidrolato de manzanilla en rostro y escote (5 min)
  4. Spray facial de lavanda y menta cerrando con abanico de bambú (5 min)

Este ritual puede ofrecerse como tratamiento exclusivo de verano o como protocolo promocional para fidelizar clientela.

Escucha el verano, adapta tu arte

El verano es una invitación a hacer las cosas de otro modo. Más livianas, más sensibles, más conscientes. El masaje, como arte y como profesión, debe responder a esta llamada.

Adaptar tus protocolos no solo mejora la eficacia del tratamiento, sino que eleva tu práctica a otro nivel: el del terapeuta que observa, comprende y actúa en armonía con el ritmo de la vida.

Y tú, como terapeuta… ¿ya has adaptado tus protocolos al verano?

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